La investigación del Dieselgate del Grupo Volkswagen en los Estados Unidos parece que sigue avanzando. Ya han pasado a declarar ante la comisión, que la está realizando, varios de los dirigentes que estaban en la firma por aquella época. En estas sesiones, nos hemos encontrado acusaciones cruzadas de todo tipo, además de advertencias sobre los teje manejes que se llevaban a cabo dentro del mayor grupo del sector del automóvil.
Ahora que parece que el tribunal tiene todos los elementos de valor necesario para determinar un veredicto el Grupo Volkswagen ha dado un giro a la historia con una “impensable” declaración de culpabilidad total. Según hemos podido saber el conglomerado alemán se ha declarado culpable de los siguientes cargos por los que estaba sentada en el banquillo de los acusados: fraude, obstrucción a la justicia y de hacer declaraciones falsas.
Con esta declaración de culpabilidad parecería que las cosas se solucionarán en cuestión de días, sin embargo detrás de ella se oculta algo más. Para aquellos que lo desconozcan, cuando alguien comete un delito, si admite la culpabilidad y se presta de forma voluntaria a reparar el daño que ha causado se le aplican una serie de atenuantes que permiten una reducción de la posible pena impuesta considerable.
Los abogados del Grupo Volkswagen no son tontos y saben que si ponen cara de niños buenos y admiten sus culpas las cosas les pueden ir mejor. Este tipo de defensas están muy extendidas en los ámbitos empresariales pues permite acortar los procesos judiciales y evita (en parte) que la imagen pública de la empresa se vea dañada de forma casi irreparable.
Habrá que ver si el tribunal entiende esta declaración de culpabilidad como algo sentido. De ser así el conglomerado alemán tendrá que pagar mucho dinero en indemnizaciones, pero su imagen podría quedar limpia en menos tiempo