Mercedes-AMG se encuentra inmersa en un proyecto de muy alto rendimiento. Prácticamente quieren traer un Formula 1 a las calles, lo que conocemos como el Mercedes-AMG Project One. Estéticamente será un modelo muy agresivo, como si de un vehículo de uso exclusivo en circuito se tratara, aunque tampoco será demasiado similar a un F1. El sistema propulsor híbrido será derivado directamente del utilizado en el “gran circo” por el fabricante alemán, por lo que las prestaciones del Mercedes-AMG Project One están aseguradas.
Tobias Moers hizo recientemente unas declaraciones en las que afirmaba que la producción del modelo hiperdeportivo sería limitada a 275 unidades. Su precio será de 2,25 millones de euros aproximadamente, mientras que utilizará un motor de gasolina 1.6 V6 sobrealimentado, en sociedad con un sistema de propulsión eléctrico; es decir, será híbrido, como los Ferrari LaFerrari o Porsche 918 Spyder. ¿Su potencia?, nada menos que 1.000 CV.
El motor térmico 1.6 del Mercedes-AMG Project One será capaz de superar la barrera de las 10.000 rpm, acercándose incluso a las 11.000 vueltas. Tener un motor derivado directamente de un monoplaza de Formula 1 tiene cosas tan positivas como poder alcanzar dicho régimen de giro o tener a disposición tan elevada cifra de potencia. Sin embargo, la durabilidad de los elementos internos del propulsor no es tan alta como la de un utilitario de 10.000 euros.
Se estima que cada 50.000 kilómetros se deba cambiar un número importante de elementos del sistema propulsor o todo el conjunto al completo. ¿Es esto un pecado? Si tenemos en cuenta las prestaciones que dará a su conductor a la mínima insinuación del pedal derecho, la altísima exclusividad y el coste de la adquisición del vehículo, no nos parece algo tan dramático. Más aún si pensamos que realmente llevamos un coche extraído directamente de la máxima competición