Convertir aguas residuales en un combustible sostenible. Es la respuesta a dos retos medioambientales: reutilizar un bien común cada vez más escaso, el agua, y encontrar energías alternativas frente a los episodios de contaminación, que obligan a restringir el tráfico en ciudades como Madrid y París.
La producción y el uso de este nuevo biocarburante, que nace de la colaboración de Aqualia con SEAT, reduce en un 80% las emisiones de CO2 respecto a un vehículo que funciona con gasolina. A las puertas del Día Mundial del Agua, el próximo 22 de marzo, estos son algunos datos alrededor de este innovador biocombustible.
La conversión de aguas residuales en biometano se realiza mediante un proceso físico de decantación en tanques que separa el agua de los fangos. De este modo, se convierten en gas gracias a un tratamiento de fermentación. Tras un proceso de purificación y enriquecimiento, el biogás ya está listo para utilizarse como combustible.
Con el biocarburante obtenido del agua tratada en un año en una depuradora de tamaño medio, equivalente a 50.000 habitantes, un coche podría recorrer alrededor de cinco millones de kilómetros. O lo que es lo mismo: dar 100 vueltas alrededor de la Tierra o hacer seis viajes de ida y vuelta a la Luna.
Este biocombustible renovable puede utilizarse en coches de gas comprimido (GNC), reduciendo las emisiones en un 80% respecto a un vehículo de gasolina, teniendo en cuenta la producción del combustible y su uso en el vehículo. Además, los modelos de GNC, como el León TGI, el León ST TGI y el Mii Ecofuel de la gama SEAT, no están sujetos a las restricciones de circulación activadas recientemente por varias ciudades europeas, como París, Madrid o Barcelona, a partir de diciembre, para frenar los episodios de contaminación atmosférica. Noticias anteriores Marca: SEATConducimos el nuevo SEAT León