Hoy en día podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que las autoridades europeas y nacionales han ignorado algo que sabían desde hace más de una década, que las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) de los diésel son muy superiores en condiciones reales a las que homologan en las pruebas de laboratorio. También podemos decir que, la presión de fabricantes, y de una industria que es muy importante para algunos de los países miembros de la Unión Europea, ha conseguido que la legislación no sea todo lo dura que debería ser con las marcas, y que incluso en casos tan importantes como el de Volkswagen, las autoridades sean muy benevolentes. Pero te diré que hoy no somos nosotros los que lo decimos, sino el Parlamento Europeo, que con 585 votos a favor, 77 en contra, y 19 abstenciones, ha lanzado estas acusaciones y ha preparado un plan para evitar que se produzca otro escándalo como el de Volkswagen y, muy probablemente, para acelerar el fin de los diésel. ¿Y en qué consiste?
El objetivo principal es disuadir a los fabricantes de volver a cometer un fraude en la homologación de emisiones como el reconocido por Volkswagen en sus diésel
El Parlamento Europeo ha demandado la redacción de iniciativas que aboguen por la mejora de la calidad del aire, la adopción de un modelo de medición de emisiones reales y, sobre todo, que todas estas medidas se lleven a cabo con rapidez. A la larga, estas medidas supondrán mayores restricciones al tráfico en las ciudades – especialmente de los diésel – como las que ya se están anunciando en ciudades como París o Madrid. Ver comunicado de la sesión plenaria del Parlamento Europeo celebrada esta mañana.
También se ha solicitado que, en el caso de que un fabricante cometa un fraude, como el