Se puede decir que la ITV es el dentista de los coches: nadie va tranquilo. Es que aunque hayamos sacado el coche del taller media hora antes y nos hayan garantizado que está todo perfecto, según nos vamos acercando a la estación de la inspección técnica los nervios se van apoderando de todos nosotros y no se nos irán hasta que no obtengamos el certificado de validez. Bueno, quizás el nerviosismo se transforme temporalmente en enfado a la hora de pagar, ya que según en qué comunidad nos encontremos, la revisión puede llegar a costar 55 euros.
Cómo es de esperar, los nervios se pueden disparar si hemos hecho alguna reforma al vehículo y es que con tercera revisión del Manual de Reformas del Vehículo publicada en septiembre de 2016 y que entró en vigor en enero de 2017 todo se hace un poco cuesta arriba para aquellos apasionados de la personalización, así que voy a ir explicando poco a poco los pasos a seguir para que pasar la ITV a un vehículo con alguna modificación sea todo un éxito. Para evitar llegar al infinito en este artículo me centraré en los vehículos de la categoría M1, entendiendo como tal aquellos vehículos a motor concebidos y fabricados principalmente para el transporte de personas y su equipaje, con un máximo de 8 plazas y en el que todos sus pasajeros deben ir sentados.
Las modificaciones y la ITV
Antes de nada he de aclarar que, de cara a lo que es una homologación, el concepto de reforma puede llamar a equívoco a mucha personas a la hora de querer hacer una reforma y/o de homologarla. Ahora mismo se puede considerar como reforma cualquier modificación, sustitución, actuación, incorporación o supresión efectuada en un vehículo que cambia las características por las que [el vehículo] puede ser definido.
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