El Suzuki Swift es uno de esos coches que, por desgracia, pasan demasiado desapercibidos en el mercado español. Y decimos por desgracia porque es un urbanita que no tiene nada que envidiar a los productos de la competencia que sí triunfan. De hecho, tras ponernos a sus mandos, hemos descubierto que es un producto más equilibrado y divertido que muchos de sus rivales.
No ocurre lo mismo en otros mercados como bien demuestran sus cifras de ventas. El urbano nipón ha comercializado 5,4 millones de unidades a nivel global entre los años 2005 y 2016, ambos incluidos, de las que un millón se han entregado en el mercado europeo. En estos años, a nivel mundial, el Suzuki Swift se ha vendido prácticamente lo mismo que el Renault Clio y más que el Opel Corsa. Pero dejemos las cifras de ventas y vayamos a conocer al nuevo Swift en profundidad.
Antes de meternos de lleno con su diseño estético es importante echar un vistazo las nuevas dimensiones de este modelo urbano. El nuevo Suzuki Swift utiliza una plataforma totalmente nueva que le otorga unas proporciones exteriores de 3,84 metros de largo, por 1,73 de ancho y 1,49 de alto. La distancia entre ejes es de 2,45 metros. En comparación con la anterior generación el nuevo modelo es 10 mm más corto, crece 40 mm en anchura y pierde 15 mm de altura. La distancia entre ejes, por su parte, se aumenta en 20 mm.
Mantiene su esencia pero se adapta a los nuevos tiempos
En Suzuki no han querido hacer un cambio revolucionario en este salto generacional a nivel estético. Cuando vemos el coche por primera vez no tenemos problemas en reconocer que estamos ante un Suzuki Swift, pues mantiene buena parte de la forma de la carrocería y sigue transmitiendo una imagen juvenil y