¿Cuál es la diferencia real entre un Pony Car y un Muscle Car? Esa es la pregunta que vamos a intentar explicar hoy, dando respuesta a un interrogante que muchas veces ha llegado hasta nosotros. La cultura automovilística norteamericana ha servido para crear algunas de las más longevas e importantes leyendas del motor, leyendas como Mustang, Camaro o Challenger y que siempre se han asociado a las denominaciones de Pony Car o Muscle Car, e incluso a ambas, pero sin saber muy bien cuándo y por qué usar un sobrenombre u otro. Hoy despejaremos esas dudas.
Pony Car y Muscle Car nunca han estado tan parejos como a día de hoy
La guerra entre los Pony Car y los Muscle Car surgió con el estreno del Ford Mustang allá por 1964, la llegada al mercado de este modelo supuso el acceso de la clase media a deportivos y prestaciones, lo que derivó en el apelativo de “pony car” en honor al emblema del potro salvaje que lucía el Ford Mustang en su calandra. Más tarde llegarían modelos como el Chevrolet Camaro y Plymouth Barracuda.
Frente a los deportivos asequibles comenzó otra leyenda de automóviles deportivos que poco o nada tenían que ver con aquellos pese a tener algunos puntos en común, hablamos de los Muscle Car. Estos coches, deportivos y de carrocería coupé en su gran mayoría, se caracterizaban por representar lo máximo en prestaciones enfocadas a las carreras de drag. Se trataban de enormes carrocerías diseñadas para cobijar también enormes motores V8 con el único objetivo de batir tiempos en el cuarto de milla. Algunos de sus ejemplos más claros fueron los Dodge Challenger y Chevrolet Impala.
Pero con el paso del tiempo los términos Pony Car y Muscle Car se fueron solapando, algo que se puede ver claramente en la actualidad. El