Los problemas con el embrague suelen evidenciar averías relativamente caras y, por desgracia, muy comunes. No solo eso. Un embrague averiado puede ser un motivo de conflicto con el fabricante y a menudo quedar fuera de la garantía que cubre a un automóvil nuevo. ¿Por qué son tan habituales estas averías y por qué no siempre están cubiertas por la garantía? El embrague de un cambio manual es un componente en – casi – permanente fricción y, por lo tanto, sujeto a desgaste. Un componente muy sensible que además puede degradarse progresivamente, o incluso repentinamente, si no lo utilizamos correctamente y no seguimos unos hábitos saludables para la mecánica de nuestro coche. Por suerte, un conductor cuidadoso puede conseguir que el embrague de su coche dure muchos años y cientos de miles de kilómetros, incluso hasta el final de la vida útil de su coche. Tan solo es importante que el conductor sea consciente de su funcionamiento y evite malas prácticas, como estas 3 formas de destrozar un embrague.
¿Cómo funciona el embrague de un coche con cambio manual?
Antes de seguir es importante que sepamos unos conceptos básicos (muy, muy básicos), acerca del funcionamiento del embrague. La misión del embrague no es otra que transmitir el movimiento de la mecánica hasta las ruedas, situándose entre el propio motor y la caja de cambios. La misión del embrague es, también, interrumpir ese movimiento, para que podamos engranar otra velocidad, para iniciar o reanudar la marcha con suavidad o en cualquier caso en el que queramos que nuestro coche permanezca parado con el motor encendido.
Aunque pueda resultar un contrasentido, cuando pisamos el pedal del embrague, y por lo tanto este deja de transmitir el movimiento entre el motor y la transmisión, estamos desembragando. Cuando no pisamos el pedal del embrague se dice que