Todos los coches de combustión interna generan emisiones, y todas estas emisiones son expulsadas a la atmósfera a través de uno o varios tubos de escape. Normalmente, estas emisiones no son visibles, o son visibles en forma de un inocuo vapor de agua, creado por condensación. No obstante, las emisiones de nuestro vehículo también pueden ser visibles: de nuestro escape puede emanar humo negro, blanco o azul. Tu coche no ha elegido un nuevo Papa: el color del escape está directamente relacionado con la salud del motor. En esta guía te enseñamos cómo interpretar estos humos, y a saber si tienes motivos (o no) para preocuparte.
Antes de nada, es normal que los coches expulsen por el escape un humo ligero, de color blanquecino, al arrancar el motor. Es simplemente vapor de agua, que se crea por condensación en la línea de escape. Si la temperatura exterior es muy baja, puede persistir, e incluso nunca desaparecer. No debe preocuparnos si es un humo ligero, semi-transparente y sin un olor característico: no es más que simple vapor de agua. Dicho esto, pasemos a los humos que sí deberían preocuparnos, o al menos, que deberíamos entender para realizar un diagnóstico claro de la salud de nuestro motor. Presta mucha atención.
Humo azul: tu coche está quemando aceite
Si tu coche, ya sea diésel o gasolina, expulsa humo azulado por el escape, es porque el motor está quemando aceite. El color de este humo está a caballo entre el blanco y el azul, y es distinguible por un olor muy característico, no demasiado diferente al del aceite de cocina quemado. Que un motor queme aceite puede deberse a multitud de causas. Una de las causas en muchos coches modernos es una avería en el turbocompresor, como te hemos contado en este artículo. El carrete del turbo