Cuando conocimos las cifras de matriculaciones de turismos en España del mes de marzo, y de nuevo las del pasado mes de abril, ya podíamos imaginar que algo extraño estaba sucediendo. Para el mercado del automóvil no es sano que las matriculaciones destinadas a particulares no representen ni tan siquiera la mitad de las matriculaciones totales. Y eso es precisamente lo que ha experimentado el mercado español en los meses de marzo y abril, en el que el canal de particulares solo representó un 45,4% y un 43,7% – respectivamente – de todas las operaciones que se realizaron. Podríamos tratar de hallar la explicación en la influencia que pueden tener aspectos temporales, como las vacaciones de Semana Santa, en los compradores; o incluso en el peso que las empresas de alquiler tienen en un país con un sector turístico muy potente, como el nuestro. ¿Pero son estas explicaciones suficientes para comprender la caída de la importancia de las matriculaciones a particulares? Y eso nos lleva a otra posible explicación, de la de las automatriculaciones. Y a la razón por la cual una marca se compra coches a sí misma, que de paso nos llevará a tener una visión más cercana de las marcas que más se compran coches a sí mismas.
Ya en abril decía FACONAUTO que el hecho de que el mercado de particulares se ancle en una cuota por debajo del 50% no es nada positivo. La rentabilidad de la red comercial depende de ello. Y la propia patronal de concesionarios de automoción ya reconocía que muchas de las operaciones que se están registrando en los canales profesionales se deben a las automatriculaciones, a operaciones tácticas.
Una estrategia que en el pasado ya generó problemas en el sector y que no vaticina un futuro demasiado halagüeño para el mercado del