El mercado de los SUV sigue creciendo y avanzando en su colonización de otros segmentos. Prueba de ello es que muchas marcas están priorizando el desarrollo de este tipo de vehículos que el de otros más racionales o tradicionales. Las grandes firmas americanas (General Motors, Fiat Chrysler Automóbiles – FCA – y Ford Motor) han decidido centrar sus esfuerzos financieros y productivos en lanzar más productos de este segmento.
Una de las marcas que está cosechando muy buenos resultados comerciales con la venta de este tipo de modelos es la japonesa Mazda. Desde que pusiera en el mercado el SUV compacto CX-5 se ha convertido en uno de sus modelos más vendidos. Tras él decidieron refrescar su gama con los CX-3, CX-9 y pronto llegarán más modelos. Ya tienen en China el CX-4 un SUV con aires de coupé que sólo se vende en esta región del mundo y que no tiene previsto dar el salto a otros mercados mundiales.
Sin embargo, existe un problema en la gama SUV de Mazda pues el mercado japonés está pidiendo a gritos un modelo de cierto tamaño con siete plazas. La cuestión está en que el CX-9 fue desarrollado pensando sólo en Estados Unidos y es más grande de lo que debería ser para venderse en Japón bien. La cota más problemática es la anchura pues las calles del país asiático son más estrechas que las del americano y por tanto el CX-9 no podrá desenvolverse bien en el tráfico del país.
Por ello desde la cúpula directiva de Mazda en Japón habrían pensado en lanzar una variante del CX-9 americano para el país. El CX-8, que es como se llamaría sólo para Japón, tomaría prestada la misma plataforma de su hermano mayor CX-9, sin embargo lo que retocarán los ingenieros de la casa de Hiroshima