La idea de un turismo de dimensiones muy compactas, con portón trasero, tres o cinco puertas, y capacidad para cinco pasajeros y su equipaje, hoy en día no nos resultará ni mucho menos sorprendente. Sin ir más lejos, los turismos de estas características se sitúan entre los más demandados en Europa, productos como el Renault Clio o el Ford Fiesta. Pero hace 50 años la situación era bien diferente. Comenzaban a imponerse turismos de dimensiones compactas, del Citroën 2CV al Renault 4 y el Renault 6, y en Reino Unido la filosofía del Mini de Alec Issigonis seguía causando sensación. Pero aún tenía que haber sitio para un producto de dimensiones muy contenidas, la máxima practicidad, y un enfoque moderno que fuera más allá de lo que hasta entonces podía encontrarse en el mercado. Y ese sitio lo ocuparía el Renault 5, el abuelo del Renault Clio moderno.
Aunque por su nombre pudiera resultar confuso, el Renault 5 original era más corto que un Renault 4, y por supuesto que un Renault 6. El proyecto original de este utilitario recibió el nombre en clave A122 y durante algún tiempo estaba destinado a comercializarse como Renault 2. Rompiendo la lógica de sus nomenclaturas, los responsables de marketing de Renault decidieron que estratégicamente tenía sentido denominar a su producto finalmente como Renault 5, para enfatizar que se trataba de un producto que iba más allá de lo ya visto en el Renault 4, y en todos los productos lanzados hasta la fecha. Y así fue.
5,5 millones de unidades después llegaría el Renault Clio, que es el verdadero heredero del Renault 5 original. ¿Pero cómo nació el Renault 5?
Aunque inicialmente se iba a denominar Renault 2, el optimismo y la decisión estratégica del equipo de marketing de Renault acabaría bautizándolo como Renault 5
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