El 3 de enero de 2017, cuando Donald Trump ni siquiera había sido investido como el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos, escribía un incendiario Tweet que dejaba claro el sendero que tomaria su política económica: «General Motors está enviando modelos del Chevy Cruze hechos en México a Estados Unidos sin pagar aranceles. ¡Hazlo en Estados Unidos o paga grandes aranceles!”.
Cuatro meses después, General Motors ha anunciado la apertura de un nuevo parque para sus proveedores en Texas para tratar de evitar la deslocalización de unos 600 puestos de trabajo fuera de Estados Unidos, principalmente hacia México. La dirección de la compañía afirma que la decisión estaba tomada antes de las elecciones.
Una decisión ajena a Trump
El nuevo parque para proveedores, situado en Arlington, Texas comenzó a construirse este viernes y se espera que sea operativo a lo largo de 2018. El gigante de Detroit espera crear 850 nuevos puestos de trabajo, un movimiento con el que la compañía espera evitar que 600 empleos se vayan a México.
Según la presidenta de la compañía, Mary Barra, la estrategia tiene su razón de ser en la cercanía de sus proveedores con sus plantas de producción para reducir costes y mejorar la eficiencia. La dirección insiste en que estos planes ya estaban aprobados antes de la elecciones, pero Donald Trump se lo ha apuntado como un tanto en su plan para para incentivar la creación de empleo doméstico.
General Motors is sending Mexican made model of Chevy Cruze to U.S. car dealers-tax free across border. Make in U.S.A.or pay big border tax!— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 3 de enero de 2017
Un periodista de la CNBC respondió afirmando que «Solo un 2’4% de lo producido en México se vende en Estados Unidos». Sin embargo México no es el mayor importador de automóviles a Norteamérica: