La industria del automóvil europea no puede ocultar su preocupación. Desde algunas marcas, incluso, se está hablando ya de una auténtica catástrofe (ver noticia en Automotive News). La amenaza ante las posibles prohibiciones y restricciones que se ciernen sobre los diésel está llevando al cliente a descartar el gasóleo en su decisión de compra. Y eso preocupa a los fabricantes europeos, que durante años han dedicado buena parte de sus inversiones en el desarrollo de los diésel y para los que el gasóleo representa una parte realmente importante de sus ventas.
En Europa, la caída de los diésel es un hecho. Si en el primer trimestre de 2016 los diésel representaban en torno a la mitad de las ventas totales en Europa, en el primer trimestre de 2017 esa cifra ha caído hasta el 46%. Cada vez son más las ciudades en las que se están proyectando estrategias para restringir el acceso a los diésel más antiguos o imponer mayores tasas, como las que se pretenden instaurar en octubre en Londres.
Con restricciones, o sin ellas, lo que está claro es que los clientes están preocupados por el recorrido que tendrá en el futuro el diésel. Y ante las dudas, muchos están descartando adquirir un turismo con motor de gasóleo. Lo cual, por otra parte, también podría ser en muchos casos la decisión inteligente.
La amenaza de restricciones y prohibiciones que se cierne sobre los diésel está llevando a muchos clientes a descartar el diésel en su decisión de compra y al hundimiento de la cuota del diésel en Europa
Alemania, un país cuyas ventas son ciertamente representativas en el entorno de la Unión Europea, la proporción de ventas de los diésel está cayendo hasta mínimos históricos. En marzo el diésel representó un 40% de las ventas totales, una cifra muy por debajo del