Guste o no guste, la inversión en innovación es necesaria sea cual sea el sector del que estemos hablando. El del automóvil es uno de los más dinámicos del mundo y si las marcas no trabajan para mejorar sus tecnologías se quedarán en la cuneta antes de mirar para atrás. Eso es lo que le pasó a la japonesa Mitsubishi. Si recordáis hasta hace una década contaba con una gama de modelos meridianamente atractiva, sin embargo, con el lanzamiento de algunos restyling las cosas comenzaron a cambiar.
En Estados Unidos la liaron parda con las últimas generaciones de los Galant, Endeavor y Eclipse. En el viejo continente les pasó lo mismo (con diferentes modelos) aunque aquí las cosas parece que no les van todo lo mal que podría esperarse. Sin embargo, ese mazazo fue el inicio del declive que aún hoy vive la firma a nivel mundial. Sus ventas no han parado de caer año tras año y hasta el escándalo de sus emisiones en Japón estaba viendo como sus rivales les comían el terreno.
Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga y que Nissan se haya hecho con la mayoría de su accionariado le ayudará a mejorar su situación. Hasta este momento Mitsubishi estaba vagando sola en el mercado (a excepción de acuerdos puntuales con otras marcas) por lo que sus posibilidades de gastar ingentes cantidades de dinero para mejorar su tecnología era algo inviable.
A día de hoy Mitsubishi vende 1,25 millones de coches al año, pero los responsables de la marca quieren que en un par de años se incrementen en un 25 por ciento. Para que esto sea posible sólo hay una solución y pasa, como es lógico, por incrementar su inversión en innovación y desarrollo. Eso es lo que ha afirmado el nuevo