China es el mayor mercado para el sector del automóvil a nivel mundial. Su potencial es tan grande que para que llegue a saturarse aún le quedan varios años de crecimiento. En él, no solo se logran récords de matriculaciones de coches impulsados por mecánicas tradicionales, también los logran de vehículos eléctricos. El truco está en las “golosas” ayudas que el gobierno del país está dando a los consumidores para que adquieran este tipo de modelos.
El crecimiento de las ventas de los modelos eléctricos está por encima del de los modelos tradicionales y como es lógico, las marcas que tienen productos de este tipo quieren abrirse un hueco en este país. Tesla Motors es la mayor marca de coches eléctricos del mundo, quizá no lo sea rentabilidad, pero sí lo es por volumen. Sus modelos son solventes en casi todos los apartados que se evalúen (menos en el precio) y por ello son muy buscados en todos los mercados.
Tesla sabe que los consumidores chinos quieren sus modelos y ella, a su vez, necesita vender sus modelos en el país. El problema viene por las estrictas normas que impone el gobierno chino para que un fabricante extranjero se instale en el país. Para ello deben firmar una joint venture con otro fabricante local y además de ello, cederle parte de su know how. La firma americana es reticente a este “chantaje” pero parece que ha encontrado el modo de instalarse en China sin tener que pagar este peaje.
Según han informado fuentes de internas de la marca, están negociando con las autoridades de la ciudad de Shanghai para levantar una nueva fábrica en la zona de Lingang. Este acuerdo aún no estaría firmado, pero no tardaría mucho en hacerse púbico, pues la casa americana necesita tener operativa su planta lo más rápido