Atrás quedaron aquellos tiempos en que la publicidad de automóviles trataba de alabar las prestaciones de sus productos, o incluso valores intangibles y subjetivos, como el placer de conducir. Pero eso es otro tema. Excepciones haberlas haylas, pero si hay algo que se ha convertido en el principal reclamo de los fabricantes, es la tecnología. Tecnologías que a menudo no son sorprendentes, ni innovadoras, y que no van más allá de lo que ya tenemos en nuestro smartphone, o en un tablet, como la conectividad Wi-Fi. ¿Pero de verdad necesitamos coches con Wi-Fi?
Tener conexión Wi-Fi en un coche, y por Wi-Fi entendemos un punto de acceso conectado a internet, a redes 3G y 4G, es un elemento de equipamiento interesante, pero totalmente prescindible. Es interesante porque nos puede servir para conectar un tablet y mantener a los niños entretenidos, o buscar información y navegar mientras viajamos – y si no somos el conductor. Es prescindible, porque existen muchas alternativas que nos pueden ofrecer el mismo servicio, sin necesidad que nuestro coche cuente con Wi-Fi.
Y aún más prescindible si tenemos en cuenta que los planes de datos en el teléfono móvil están muy extendidos y que lo normal, sobre todo si fuéramos a utilizar Wi-Fi en nuestro coche, es que ya tengamos en el bolsillo un teléfono móvil con internet.
Una conexión Wi-Fi integrada en nuestro coche aporta realmente poco a lo que ya tenemos, como el plan de datos de nuestro teléfono móvil, o soluciones alternativas, como un módem con tarjeta SIM y un plan de datos
Las alternativas a un coche con Wi-Fi integrado son muchas. Tu teléfono móvil, si ya cuenta con un plan de datos, puede compartir internet a otros dispositivos en un momento, configurándolo en un par de pasos como un punto de acceso Wi-Fi.
Si quisiéramos un