El sector del automóvil está viviendo un cambio de tendencia que los mismos fabricantes de coches no han sabido gestionar. Hace escasos seis años, los coches que parecían iban a triunfar eran los monovolúmenes de corte dinámico y diseños cuidados. Bajo esta premisa se expandió el segmento B con los Ford B-MAX, Fiat 500L o Citroën C3 Picasso. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha visto que han sido los SUV´s los que les han arrebatado su futuro.
Ford Motor hizo una gran inversión para lanzar al mercado el B-MAX, el sustituto natural del Fusion. Este monovolumen urbano estaba asentado sobre la efectiva plataforma del Fiesta. Además, contaba con dos elementos diferenciadores sobre la competencia: unas puertas traseras correderas con el pilar B integrado y una dinámica de conducción alejada de la asociada a estos productos. Sin embargo, también tenía dos puntos en contra, por una parte tenía una gama mecánica de potencia limitada (en diésel sobre todo) y un peso por encima de la media.
Con todo, el Ford B-MAX nunca ha logrado estar entre los más vendidos de su categoría o del mercado. La explosión del mundo SUV no le ha permitido demostrar lo buen producto que era. Por ello, cada año que ha ido pasando, la firma del óvalo azul, ha visto cómo sus ventas han caído hasta alcanzar los mínimos de hoy día. Esta situación, además, se ha visto agravada con la llegada del EcoSport, el SUV de segmento B que la casa americana comercializa desde hace un par de años.
Cierto es que el EcoSport tampoco ha sido un éxito de ventas para Ford, pero evidentemente se matriculan más unidades de este que del primero. Por ello, los responsables de producto de la marca han decidido sacar del mercado al B-MAX el próximo mes de septiembre.