El nuevo Opel Insignia GSi de 260 CV recupera las siglas que más emociones despertaron en Opel en las décadas pasadas. Hubo una época en la que un Opel GSi era sinónimo de diversión al volante. No siempre fueron los modelos más eficaces dinámicamente hablando, pero sí eran una de las pocas alternativas a los deportivos de Volkswagen y Peugeot, los que casi siempre lucían las siglas GTi.
No son todos los que están ni están todos los que son, pero estos cinco Opel GSi son la muestra de que un deportivo al precio adecuado (es decir, más barato que sus rivales alemanes) y discreto tiene un importante mercado.
Opel Kadett GSi (1984-1991)
Fue en 1979 que Opel sigue la tendencia del mercado y propone la nueva generación del Kadett (un linaje de varias décadas) con la tracción delantera. Hubo una versión deportiva, la GT/E, que no terminó de convencer. Sin embargo, con el Kadett de 1984 todo cambia.
Un diseño muy limpio y aerodinámico, que relega sus rivales directos como el Volkswagen Golf II a una oda al clasicismo, asociado a un 4 cilindros inyeción 1.8 litros de 115 CV se revelan como la fórmula ganadora para Opel. Pero en 1985, Volkswagen presenta el Golf GTi 16 v de 130 CV. Opel responde equipando el Kadett GSi de un 2.0 litros de 130 CV. Hasta que Opel se cabrea de y dispara con el 2.0 litros 16 válvulas de 156 CV en 1988.
El Kadett GSi de 130 CV es el más homogéneo de los tres. Es rápido y su chasis acepta el ritmo impuesto, mientras que el GSi 16 válvulas, sin embargo, es más extremo. Le cuesta pasar la potencia al asfalto (es demasiada para el tren delantero) y provoca reacciones extrañas en la dirección. Aún así, mantiene un buen equilibrio y