El fabricante hindú Tata Motors lleva muchos años en el negocio del automóvil, sin embargo, su imagen siempre ha sido la misma. Por la mayoría de consumidores es considerada una marca de calidad baja, con una tecnología en sus modelos casi nula y una seguridad cuasi inexistente. Tales consideraciones le ayudan a destacar como una firma de corte low cost y fiabilidad a prueba de bombas.
Los principales responsables de Tata son conocedores de esta imagen y por ello quieren cambiarla completamente. El mercado del automóvil, hoy día, está polarizado en dos segmentos más uno intermedio. Por una parte está el low cost (tenemos a Dacia como mejor exponente) y por otra parte tenemos a las firmas aspiracionales (DS es la última en incorporarse a este hueco). Entre medias tenemos a las firmas generalistas, Seat, Peugeot, Ford o Fiat, que representan el grueso de las ventas a nivel mundial.
Ahora mismo Tata Motors está posicionada en el primer grupo, pero están luchando contra viento y marea para dar el salto al grupo intermedio. Por ello, han creado un nuevo plan de producto y fruto de él surge el nuevo Tata Nexon. Este modelo es el tercero de la nueva etapa que está viviendo la firma hindú y se posiciona en el segmento del mercado que más crece, el de los SUV de corte urbano (mide 3,99 metros).
Los primeros modelos que han de cambiar la imagen de Tata son los Tiago y Tigor que llegan al mercado de la India con argumentos de peso para revertir la imagen de la marca. Ahora, con el Nexon Tata propone un coche llamativo, con una completa dotación tecnológica y de seguridad y una gama de motores diésel y gasolina más que competente. Éste, una vez haya iniciado sus ventas en su país natal, dará el salto