A mucha gente les gustan los deportivos aunque no todo el mundo pueda comprarse uno. Y aunque sea un segmento en el que abunda la oferta, las ventas en unidades no son muy elevadas. Las marcas los siguen proponiendo bien por cuestión de imagen, bien porque han conseguido la fórmula para que les sea rentable. Es decir, o es premium y el margen de beneficio en cada coche ha de ser elevado o bien, como Mazda con el MX-5 asociada a FCA y Toyota, que se unió a Subaru (Toyota GT86/Subaru BRZ) y a BMW (futuro Supra), comparten gastos de desarrollo
Así, el segmento de los deportivos de menos 80.000 euros en el primer trimestre de 2017 registró una bajada del 4 %. Es cierto que esa cifra incluye modelos que se fue retirando del mercado, como el BMW Z4. Aún así, en el primer trimestre de 2017 fueron 21.506 los deportivos de menos de 80.000 euros vendidos en Europa. A lo que habría que añadir poco más de 7.000 unidades de deportivos de lujo, un segmento que acusó en el mismo periodo una bajada del 11 %.
Si la propuesta es acertada hay mercado
En el caso de los deportivos de lujo, sabemos que el efecto moda juega mucho. Es un mercado con una clientela reducida y que suele comprarse el coche en los dos primeros años de su comercialización (las marcas ya calculan la rentabilidad del coche en eso dos años, aunque esté más de cinco en el mercado), ya que al tercer año las ventas del modelo caen en picado.
Lo interesante aquí son los deportivos más asequibles. El Mazda MX-5, el Ford Mustang y el Audi TT (en sus motorizaciones menos potentes) han demostrado que todavía hay un hueco en el mercado para los deportivos que ofrezcan sensaciones a un