Bosch ha anunciado el desarrollo de un revolucionario combustible sintético creado a base de CO2 obtenido del aire o reciclado de fuentes industriales. El resultado sería una gasolina, diésel o gas natural con prácticamente cero emisiones, ya que aunque contaminarían lo mismo, los métodos para obtenerlos limpiarían la atmósfera de los mismos gases que emiten.
Este combustible sintético cumpliría los requisitos que según Bosch debería tener para ser completamente respetuoso con el medio ambiente. Es decir, fabricado en plantas industriales alimentadas por energías renovables y compuesto por hidrógeno extraído del agua y carbono reciclado de gases con efecto invernadero. El estudio revela que se podrían ahorrar 2,8 gigatoneladas de CO2 en Europa para el año 2050.
Dado que los combustibles sintéticos tendrían las mismas propiedades que los combustibles fósiles convencionales, se podrían utilizar las mismas infraestructuras y los vehículos existentes no necesitarían ninguna modificación. Además, podría diseñarse para que generasen menos hollín al quemarse y por lo tanto que los vehículos no necesitasen tantos sistemas para el tratamiento de los gases de escape.
¿Llegará a implantarse el combustible sintético?
Otra ventaja del combustible de Bosch es que, a diferencia de los biocombustibles, su producción no requiere de tierras y otros recursos que pueden ser utilizados para cultivos alimentarios. Además hay otros proyectos de I+D que podrían tener sinergias con él, como las carreteras que absorben la polución, que se están desarrollando en el Reino Unido.
A pesar de esto, en la actualidad sólo funcionan unas pocas plantas de prueba en todo el mundo, con ensayos piloto en curso en Noruega y Alemania. Bosch prevé que con el aumento de la producción y la mejora de los precios de las energías renovables, el coste del combustible sintético podría llegar a caer entre 1 y 1,40 euros sin impuestos por litro.
La implantación de esta tecnología se topa, no