La empresa japonesa Takata, en bancarrota y que ha dejado tras de sí una estela de 19 muertes y 100 millones de vehículos afectados, sigue dando de qué hablar. En este caso, el protagonista es una vez más un Honda Accord, que llevaba un airbag Takata que casi acaba con la vida de una mujer en Las Vegas. El dispositivo había pertenecido a otro vehículo que acabó en un desguace con una llamada a revisión sin atender.
La noticia que nos trae The Detroit News pone de manifiesto la escasísima trazabilidad de estos dispositivos defectuosos; es casi imposible saber el número de vehículos que los incorporan y cuántos de ellos explotan de forma violenta; menos aún los coches restaurados que montan este dispositivo. Así, la historia que nos llega desde Las Vegas puede poner sobre aviso a la industria y a las autoridades
Una cadena de acontecimientos casi de película
Los hechos ocurrieron de la siguiente manera: un coche con airbag Takata acaba en un desguace, se extrae el airbag y se monta en un Honda Accord de 2002 que es reparado y vendido en marzo de 2016 a la familia de la víctima. La chica, de 19 años, acaba con perforaciones en la tráquea por la metralla expulsada por el dispositivo.
Honda ha afirmado que ha comprado 75.000 dispositivos en desguaces en los últimos dos años para sacarlos de circulación.
Según la demanda interpuesta por la familia de la víctima, el desguace compró un Honda Accord en 2015 para vender partes del mismo, y unos meses antes dos empresas conjuntas especializadas en reparar vehículos, habían comprado otro Accord de 2002 que se había visto envuelto en un accidente en Arizona y dado posteriormente como siniestro.
De junio a septiembre de 2015, el desguace vende el airbag a la empresa que había adquirido el Accord