Ya es una realidad que el diésel está perdiendo su hegemonía como combustible rey en Europa. En países como Francia, las matriculaciones bajan un 50% por primera vez desde el año 2000, y, en España, han perdido casi 20 puntos de cuota en solo cinco años, igualándose con la gasolina.
Pero mientras los motores diésel dejan de adquirirse de manera compulsiva, tal y como ocurriera hace más de una década, los vehículos de gasolina van ganando terreno a los hasta ahora invencibles diésel de manera irremediable. Además, hay que meter en la ecuación a los híbridos y eléctricos, que ya están consiguiendo récords históricos de ventas, y que, poco a poco, van conquistando su cuota de mercado.
Las principales causas de este acusado descenso se centran, básicamente, en el famoso fraude de los motores diésel trucados del Grupo Volkswagen, y en las restricciones de tráfico que están sufriendo las principales ciudades europeas como consecuencia de los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2).
En este contexto, el Gobierno alemán ha decidido tomar medidas para no ‘matar’ al diésel antes de tiempo, y, de paso, reducir la contaminación de sus automóviles diésel que se encuentran actualmente en circulación. Para ello, los fabricantes alemanes de automóviles (Grupo Volkswagen, Mercedes-Benz, y Opel)se han comprometido en reprogramar las centralitas de 5,3 millones de vehículos para reducir las emisiones de gases contaminantes. Esta cifra incluye los 2,5 millones de vehículos del grupo Volkswagen que no han sido revisados tras el escándalo del ‘dieselgate’.
La revisión de todos estos vehículos afecta a todos los modelos etiquetados con las normativas anticontaminantes Euro 5 y Euro 6. Con la instalación de este nuevo software, se podría reducir el óxido de nitrógeno (NOx) entre un 25% y un 30% de media en los automóviles modificados. El coste de la operación, que sumaría un total