Hace apenas una semana teníamos la noticia en nuestras pantallas. A pesar de que el jueves ya parecía un hecho a falta de confirmación oficial, no era hasta la madrugada del viernes que Porsche Motorsport anunciaba su entrada en la Fórmula E de cara a la sexta temporada y por el camino, también reafirmaba que su estrategia deportiva ya no pasaba por la categoría LMP1-H del Mundial de Resistencia. Decía adiós el fabricante más exitoso de la historia de las 24 Horas de Le Mans con 19 victorias en la categoría absoluta, decía adiós un pedacito de La Sarthe.
El fabricante de Stuttgart ha competido en todas las ediciones desde 1951, y seguirá representada el próximo año, gracias a la presencia de los 911 RSR GTE oficiales, sin embargo, no peleará previsiblemente por la gloria de la categoría máxima. Fue en aquella edición, la de principios de la década de los 50 la primera vez que Le Mans veía al primer deportivo de Zuffenhausen alistarse para participar en la carrera de las carreras. Apenas era una firma recién nacida, pero ya dejaba la impronta del fabricante que hoy en día conocemos, basando sus apariciones en una auténtica demostración de velocidad, fiabilidad e ingenio.
Obviamente el ser el fabricante con más participaciones en la historia de Le Mans hace que tus posibilidades aumenten, sin embargo, las 24 Horas no tienen piedad y no entienden de estadística, tal y como hemos podido ver con el caso de Toyota en 2016 y 2017. No eres tú el que ganas la carrera, sino que es la propia carrera la que te elige. En esto, Porsche es una verdadera experta, al tratarse del equipo con más victorias consecutivas, con siete, gracias a la espectacular hegemonía de los Porsche 956 y 962C que dominaron la carrera entre 1981