Aunque pudiera parecer que la suerte estuviera para echada para los diésel, y su fin cercano, la realidad dista mucho del revuelo general que ha despertado el gasóleo en los últimos años. Las ventas de los diésel no dejan de caer, lo cuál tiene mucho sentido. Pero Alemania sigue resistiéndose a su fin y confiando en el diésel, alegando, con acierto, su importancia para cumplir con los compromisos adquiridos en la reducción de las emisiones de CO2 en los acuerdos internacionales para frenar el cambio climático. En la primera entrega de esta serie de artículos para detallaros el plan de Alemania para salvar al diésel os hablábamos de política, y de gestos, así como de las llamadas a revisión voluntarias que los fabricantes alemanes han anunciado para reducir las emisiones de sus diésel más antiguos y contaminantes. Pero aún hay más. Los fabricantes alemanes también quieren que cambies tu viejo diésel por un coche nuevo y junto con las autoridades, han puesto dinero sobre la mesa para conseguirlo.
Cambiar tu viejo diésel por un coche nuevo probablemente sea la opción más costosa para el cliente y una posibilidad que directamente muchos conductores han de descartar. De manera que los fabricantes y las autoridades alemanas han hallado en los incentivos públicos y los descuentos en su país, en su bastión, un buen aliciente para animar a sus clientes a comprarse un coche nuevo. Repasando las ofertas de los fabricantes alemanes en su tierra nos encontramos con que la adquisición de un coche nuevo, entregando en la compra un coche usado con un motor diésel antiguo, y más contaminante, trae consigo importantes incentivos. Incentivos que, como el Plan PIVE español, parten de un descuento de la marca, y una dotación presupuestaria pública que asciende a 600 millones de euros.
En cualquier caso, Alemania sigue