The Scostman nos revela los planes que el gobierno escocés tiene para sus centros urbanos, y están muy en la línea de los europeos. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ha establecido el 2032 como el año en el que los vehículos de combustión morirán, pero de momento, 2020 es el límite para que en Escocia circulen libremente.
Tres cuartas partes de los vehículos diésel que circulan en Escocia se enfrentan a prohibiciones de circulación en las zonas de bajas emisiones (LEZ); uno de cada seis vehículos de gasolina también estarán excluidos de estas zonas ‘limpias’. Los taxis y autobuses serán probablemente los más afectados.
Diésel Euro 6 de 2014 y gasolina Euro 3 de 2005, se salvan
Sturgeon ha admitido que los planes pueden llegar a ser impopulares, pero que la contaminación del aire en algunas zonas de Glasgow es realmente alta y que se trata de un cambio de mentalidad. Los primeros que se verán afectados por la normativa anticontaminación serán aquellos vehículos que más kilometraje realizan en las almendras centrales, como los taxis y los autobuses.
Lo cierto es que, según la Federación Escocesa de Taxis, dos tercios de los taxis en Glasgow y Edimburgo tienen motores antiguos y según Sturgeon, las subvenciones para la renovación de la flota de taxis «podrían ser consideradas», por lo que la aceptación que cita llegará con cuentagotas.
Así las cosas, sólo se permitirían vehículos con motores más limpios: son los diésel Euro 6, introducidos hace tres años, y los motores de gasolina Euro 3, disponibles desde 2005. Por su parte, los motores de autobuses y camiones tendrían que ser Euro 6 estándar, y los de las motos Euro 3.
The Scostman informa que podría haber exenciones para los titulares de placas azules, vehículos de emergencia, camiones de basura y trabajadores de turno de noche cuando no