El anuncio de Volvo nos cogió a todos por sorpresa hace sólo unos meses. Además de anunciar que su actual generación de motores diésel será la última, los Volvo del futuro – un futuro cercano, estamos hablando del año 2019 – serán exclusivamente híbridos o eléctricos. Es ahora el Grupo Jaguar Land Rover el que anuncia una medida similar: a partir del año 2020 todos los vehículos que el consorcio británico venda serán híbridos, híbridos enchufables o eléctricos puros. Es una decisión lógica, fruto de la coyuntura del sector y de las elevadas emisiones de CO2 de su gama de vehículos.
En primer lugar, sabemos que el público comienza a ver con recelo al diésel. El Dieselgate de Volkswagen ha sido el detonante de este recelo, fruto de sus elevadas emisiones de óxido de nitrógeno en condiciones reales de funcionamiento, homologadas a un nivel muy inferior, en laboratorio y con la connivencia de los organismos reguladores. Los mismos organismos reguladores, que incentivaban la compra de vehículos diésel con políticas fiscales de apoyo, son las que ahora lo demonizan. El problema no es sólo del diésel y los óxidos de nitrógeno, el resto de motores también están en el punto de mira.
Escocia ha recientemente anunciado que prohibirá las ventas de vehículos de combustión interna pura en 2032, 8 años antes de que Francia haga lo propio.
En el caso de Jaguar y Land Rover, el problema no es sólo la fuerte dieselización de su gama, son también las altas emisiones de dióxido de carbono del resto de sus motores. Como podréis comprender, el motor 5.0 V8 Supercharged de 510 CV de un Range Rover Vogue no emite precisamente poco CO2. Las emisiones medias de los vehículos vendidos en Reino Unido por el Grupo Jaguar Land Rover fueron de 164 g/km