Todos quieren ser Tesla. Pero si algo nos ha enseñado la historia más reciente, es que el reto de fabricar un automóvil no está, por suerte, o por desgracia, al alcance de cualquiera. No han sido pocos los emprendedores que han querido entrar de lleno en la industria del automóvil apostando por coches eléctricos, híbridos, y toda suerte de vehículos ecológicos, con muchos proyectos que se quedaron por el camino. Incluso Tesla se encontró con muchas dificultades para llegar a ser el fabricante del que todos hablan, y que acumula inmensas listas de espera para su próximo lanzamiento, el Tesla Model 3. James Dyson, inventor y fundador de la famosa compañía de aspiradoras sin bolsa, pretende lanzar un coche eléctrico en 2020.
La razón por la cual Dyson quiere diversificar sus negocios, e introducirse en un mercado ajeno para él, no es tan solo un vago intento por repetir el éxito de Tesla. Dyson ha invertido en los últimos años en diferentes proyectos y tecnologías, entre las cuales no solo estaría el desarrollo de motores eléctricos, sino también de baterías.
En 2015, Dyson completaba la adquisición de Sakti3, una compañía que en los últimos años habría conseguido importantes avances en el desarrollo de baterías de estado sólido basadas en un electrolito sólido de litio. Baterías con las que habrían conseguido una densidad energética realmente alta. Y ya sabes, si algo importa en un coche eléctrico es dotarlo de baterías que acumulen la máxima energía posible – y maximicen su autonomía – en el menor espacio, y con la menor masa posible.
Dyson no solo pretende plantar cara a Tesla con un coche eléctrico, sino que este marque un antes y un después en la industria con una tecnología de baterías revolucionaria
James Dyson – que posa con uno de sus productos, un ventilador,