Muchos llevábamos tiempo esperando este momento. El primer TVR en más de 10 años ya está aquí. Ha sido una dura travesía por el desierto para los aficionados a la marca, cuyo último coche fabricado en serie – aquél maravilloso Sagaris – salió de las líneas de Blackpool en el lejano año 2006. Tras un infructuoso paso por las manos de Nikolai Smolenksy, la empresa fue adquirida por el millonario Les Edgar. Tras varios años de trabajo y desarrollo, sale a la luz el primer TVR de una nueva – y esperemos que próspera – era: se llama TVR Griffith y es el deportivo old-school que el mundo necesitaba.
El TVR Griffith ha sido construido usando técnicas innovadoras, idea de Gordon Murray. Hablamos de una estructura tubular de fibra de carbono para su chasis, patentada por el creador del McLaren F1, y denominada iStream. Se ha conseguido una rigidez superior a un chasis convencional, con un coste inferior a un monocasco de fibra de carbono y un coste de producción mucho más asequible. Sobre este chasis tubular se ha colocado una carrocería en la que la aerodinámica juega un papel fundamental, pero con claras reminiscencias al pasado de la marca – por mandato expreso de los directivos de la marca.
El TVR Griffith mide 4,31 metros de largo, tiene unas proporciones clásicas y su distribución de pesos es perfecta: 50/50.
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En sus líneas podemos ver trazas del antiguo TVR Sagaris, en una zaga de inusitada agresividad, o el alargado capó de regusto neoclásico de los últimos Griffith, producidos en la década de los años 90. Las ópticas son un claro homenaje a aquellos deportivos, con los que comparte una arquitectura biplaza y un motor de ocho cilindros. Como antes os decía, la aerodinámica ha sido clave en