Renault es hoy en día una marca generalista de buenas ventas y perspectiva económica. Lejos queda el fabricante irreverente y problemático, responsable de maravillas rodantes como el Renault Clio V6, el Renault Vel Satis o el Renault Sport Spider. Las marcas francesas han recuperado la cordura, y la han recuperado a costa de una obligada renuncia a estos proyectos que tanto enamoraron a los aficionados al automóvil. En este artículo queremos hacer un homenaje al pasado de Renault, al pasado de una marca que se atrevía con todo, dejándonos estas 8+1 maravillosamente imperfectas, extravagantes y evocadoras máquinas.
El fantasma de la rentabilidad
La crisis europea de 2009 azotó con fuerza a Francia, y se cebó con su sector automovilístico, compuesto por el Grupo PSA y el Grupo Renault. La industria francesa del automóvil era considerada estratégica – al igual que lo es la española en términos de empleo y PIB – y la crisis amenazaba con hundirla sin remedio. El estado francés tuvo que rescatar a Renault y al Grupo PSA de la quiebra, con un claro coste: ser parte imprescindible de su accionariado. Y como parte del accionariado – mayoritaria en Renault – exigió a ambos grupos automovilístico que se embarcasen en proyectos exclusivamente rentables, lógicos… y aburridos.
Tras 2009, Renault se tuvo que doblegar a los intereses del gobierno francés, accionista de gran poder en su consejo de administración. Se acabó perder dinero en proyectos tan pasionales como extravagantes.
Lo mismo ocurrió con Citroën y Peugeot, doblegadas de la misma manera. Hoy en día, ambos grupos venden más que nunca y están creciendo a buen ritmo, a costa de olvidarse de coches como los que llenan esta nostálgica pieza – qué le voy a hacer, soy un nostálgico de épocas pasadas, y en mi pared había un póster del Renault