El Hyundai i10 es el coche más pequeño actualmente a la venta por Hyundai. Un sencillo urbano de 3,66 metros de longitud y cinco puertas: práctico, simple y eficaz, sin alardes o florituras. Un coche que ahora se actualiza con una interesantísima versión propulsada por GLP – el GLP es un combustible también conocido como Autogas y grosso modo se obtiene a partir del gas propano y gas butano. Es uno de los pocos urbanos capaces de funcionar con este combustible, sólo acompañado por el Fiat 500 y el Opel Adam. Basado en el motor 1.0 Kappa de tres cilindros, presume de un coste operativo realmente bajo.
Esta conversión a GLP es una conversión de fábrica, contando con un depósito en forma de “donut” de 27 litros de capacidad, situado en el hueco de la rueda de repuesto. Este depósito está presurizado cuando está repleto de gas, y desde el interior del coche podemos elegir qué combustible utilizar mediante un botón. También podremos saber cuanto GLP nos queda, gracias a una sencilla aguja de medición, igual a la de gasolina. El tanque de gasolina no se ve alterado, retiene sus 40 litros de capacidad. Gracias a estos dos depósitos, la autonomía total del coche es formidable – hablando de coches urbanos.
Junto a la boca del depósito de combustible se dispone de una boquilla de llenado de GLP, a la que se conecta una manguera presurizada en la gasolinera.
La autonomía total según los consumos medios de GLP y de gasolina, será de unos 1.200 kilómetros. El consumo medio de gasolina según la homologación NEDC es de 5,1 l/100 km, ascendiendo el consumo medio de GLP a 6,5 kg/100 km. La gran ventaja del GLP es que su coste es aproximadamente un 40% inferior al de la gasolina, además de ser