¿Os acordáis del espectacular Gumpert Apollo? Aquél superdeportivo alemán fue un apasionante proyecto que terminó en la quiebra. Un empresario hongkongnés llamado Norman Choi compró los restos de la empresa, ya independiente de su fundador original, Roland Gumpert. Con un presupuesto abultado y mucha pasión por el automóvil han llevado a fruición este nuevo proyecto, que sólo comparte el nombre Apollo con aquél Gumpert de antaño. El Apollo IE es la primera creación de Choi, y es en palabras de su creador, “un GT1 nostálgico del siglo XXI”. Una impresionante máquina cuyo precio arrancará en 2,3 millones de euros.
Podríamos haber recurrido al clásico titular de “coche de carreras matriculable”, pero en este caso estaríamos mintiendo. El Apollo IE – cuyo IE significa Intensa Emozione, dicho sea de paso – es un coche que sólo podrá rodar en circuito, sin intención de ser homologado para las calles. Si este proyecto tiene éxito y aceptación, su creador podría pensar en fabricar un segundo deportivo de calle, menos radical y más “sensato”. El material más abundante del Apollo IE es la fibra de carbono. Está construido en torno a un monocasco de fibra de carbono, con una carrocería construida en el mismo material.
Su diseño es único, pero parece el resultado de una noche de pasión entre un prototipo de Le Mans y un McLaren P1 GTR. ¿Habéis visto el descomunal tamaño de su spoiler trasero?
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De hecho, los paneles de su carrocería son suministrados por el mismo proveedor que los suministra a Pagani. El conjunto pesa sólamente 1.250 kilos y ha sido construido con un único requisito en mente: una carga aerodinámica sensacional. Ninguna superficie de su afilada e intricada carrocería es casual, ninguna aleta, branquia o spoiler es aleatorio. El resultado es una bestial carga aerodinámica