Hoy os traemos dos versiones totalmente antagonistas. Las dos tienen su público y las dos representan visiones muy diferentes de lo que tiene que ser la movilidad hoy en día. Por un lado tenemos el potente Range Rover Sport SVR con un motor V8 turboalimentado, que hace las delicias de todos los amantes de las prestaciones y que se le puede llamar cualquier cosa menos ecológico. Por el otro, el Range Rover Sport P400e, un híbrido enchufable que permite desplazarse con un gasto muy contenido, sin renunciar al rendimiento cuando haga falta. ¿Con cuál te quedarías tú?
Ambas versiones han llegado de la mano de la actualización o restyling que ha hecho Land Rover de su todoterreno, para plantarle cara a rivales como el Porsche Cayenne. A parte de los motores, los principales cambios que han experimentado son su diseño exterior e interior y nuevos equipamientos más tecnológicos, como la parrilla, los faros LED o las dos pantallas táctiles de 10 pulgadas.
Range Rover Sport SVR: fuerza bruta
Centrándonos en el Range Rover Sport SVR, podemos ver claramente las intenciones de Land Rover. Grandes aberturas en el capó del motor, fibra de carbono por todos lados y un motor proveniente del Jaguar F-Type SVR. Todo apunta a que el todoterreno que tenemos ante nosotros es una máquina de alto rendimiento.
Y así lo confirman sus 575 CV de potencia y 700 Nm de par máximo. Con 25 CV más que la versión anterior, es capaz de reducir su tiempo de aceleración de 0 a 100 km/h en 0,2 segundos, parando el cronómetro en los 4,5 segundos, además de alcanzar la impresionante velocidad máxima de 280 km/h. Nada mal para un todoterreno de 2.310 kg.
Range Rover Sport P400e: eficiencia y buenas prestaciones
En cambio, puede que el Range Rover Sport P400e sea el mismo modelo, pero