Los SUV se multiplican de marca en marca, y no sólo para convertirse en un modelo más elevando modelos existentes en cada casa, sino convirtiéndose en los estandartes más representativos sobre los que los fabricantes quieren asentar sus catálogos. Este es el caso del Škoda Karoq, el último SUV en llegar a la familia checa y que llega a la estela del bien considerado Kodiaq que probamos hace unos meses.
Nos hemos trasladado hasta Sicilia para conocer en primera persona al SUV compacto de Škoda y lo cierto es que se ha convertido en un gran aliado para disfrutar de las carreteras hechas polvo que cruzan de norte a sur la isla italiana.
Škoda Karoq, el B-SUV checo dispuesto a conquistar
Las comparaciones son odiosas, pero entre el Karoq y el SEAT Ateca se comparte algo más que ADN. Ambos son las grandes apuestas de las marcas del grupo VAG para rivalizar en el segmento de los SUV compactos, ambas son muy buenas elecciones y las dos resultan realmente gratificantes a la hora de conducir, aunque hay ciertas diferencias entre ellos.
A primera vista el Karoq tiene un porte mucho más compacto en el sentido de ofrecer un aspecto algo más robusto y masivo que su primo español, especialmente en el frontal. La gran calandra delantera con líneas verticales flanqueada por dos faros que continúan hasta los extremos refuerzan su presencia con una parrilla inferior que recorre todo el paragolpes.
Las nervaduras del capó y unos voladizos algo más grandes que en el Ateca imprimen más carácter al checo, pero hubieran mejorado aún más el diseño si los faros antiniebla los hubieran incorporado en su posición tradicional, en la rejilla inferior, en lugar de sesgados a media altura del paragolpes.
LONGITUD BATALLA ANCHURA ALTURA