Nos hemos cansado de repetirlo, mal que nos pese. Los cambios manuales tienen los días contados, y no solo por la espectacular mejora de los cambios automáticos a lo largo de esta última década. Muchos conductores comienzan a optar por su comodidad y eficacia, y el advenimiento de la electrificación pone una sombra aún más negra sobre su existencia. Con todo, los tres pedales se resisten a morir, y lo hacen reinventándose, cargándose de tecnología que facilita su uso, retrasando lo aparentemente inevitable. Estos cinco “inventos” siguen permitiendo que sean alternativas de mercado muy válidas.
1) Ayudas al arranque: se acabó dar gas
Una de las ayudas presentes hoy por hoy en los vehículos equipados con cambio manual es este “asistente de arranque”. El motor aumenta ligeramente el ralentí – a unas 1.000 o 1.100 rpm – mientras vamos soltando el embrague. Es una asistencia común en muchos vehículos actuales, el Volkswagen Golf 2.0 TDI que probé hace unos meses me viene a la mente. Evita que tengamos que acelerar manualmente, evitando calar el motor. Todo lo que tenemos que hacer es soltar progresivamente el embrague, y dar gas cuando ya hayamos adquirido una cierta inercia. Es especialmente útil en motores de gasolina, más propensos al calado que los motores diésel.
Una de las grandes ventajas de los cambios manuales son su simplicidad, su ligereza y su reducido coste de fabricación.
2) Punta-tacón automático
Aunque los puristas defiendan que un punta-tacón perfectamente ejecutado es alcanzar el nirvana del pilotaje – entre los que me incluyo – la realidad es que los sistemas de punta-tacón automático son absolutamente eficaces, mucho más que un piloto humano. Nissan fue la primera marca en estrenar este sistema, bautizado como Synchro Rev Control, al lanzar el 370Z. Desde entonces otras marcas lo han equipado. Por ejemplo, el