Hyundai está a punto de presentar en Estados Unidos el B-SUV Hyundai Kona, específicamente en el Salón de Los Ángeles, y parece que ha tenido problemas de última hora por Corea del Sur. La automatización y la decisión de la compañía de expandir la producción del modelo no ha gustado nada a los trabajadores de la famosa planta de Ulsan: el complejo de fabricación de automóviles más grande del mundo.
Tras dos días en huelga, se ha reanudado la producción del modelo, que se vende en Corea del Sur y Europa, y que se dará a conocer en Estados Unidos para tratar de revertir la caída de las ventas en este país. Durante esos días, dejaron de fabricarse 1.230 vehículos, según la firma coreana.
Reticencias a la automatización
A los trabajadores de la planta de Ulsan, una de las tres de las que dispone el fabricante en Corea del Sur, les preocupa que si se comienza a producir el Kona en una segunda línea de ensamblaje, disminuyan los puestos de trabajo. El principal temor reside en la temida automatización de las fábricas y la externalización del trabajo a los fabricantes de componentes.
Tal y como informa The Washington Post, cerca de 2.000 trabajadores, o el 4 % de los 51.000 sindicalistas de la compañía, dejaron de trabajar el lunes después de que las conversaciones sobre los términos para la producción del primer SUV compacto de Hyundai no llegaran a buen puerto.
Entre otros asuntos, el sindicato dijo que le preocupaba que los trabajadores pudieran perder empleos porque el proceso de ensamblaje para Kona está más automatizado que para el Accent, un sedán que también se fabrica en la planta de Ulsan.
Por su parte, el presidente de Hyundai Motor, Yoon Kap-han, dijo que era «lamentable» que el sindicato estuviera interrumpiendo la producción de un modelo de