Hace sólo unos días que Tesla presentó en sociedad al Tesla Semi (además de la segunda generación del Tesla Roadster por sorpresa), una cabeza tractora dispuesta a cambiar los paradigmas del transporte por carretera. O al menos eso es lo que Elon Musk quiere hacer cuando llegue a las carreteras, presuntamente, en 2019.
Dejando a un lado el conflicto fanboy vs hater, no han sido pocas las voces que se preguntan si el Semi puede cambiar tanto la concepción de los camiones como pretende. Y es que la ausencia de retrovisores en la cabina del Tesla ha llamado la atención, pero sólo es la punta del iceberg en la ruta del progreso tecnológico.
Los retrovisores son fundamentales (de momento)
Habiendo conducido camiones de todos los tipos durante una larga época de mi vida tengo que reconocer que el Tesla Semi me llama la atención. Es una propuesta arriesgada parida en una empresa que vende productos de tecnología más que automóviles, y van y se atreven con algo tan grande como una cabeza tractora.
Autopilot para la conducción autónoma, motorización eléctrica con cuatro propulsores repartidos en las cuatro ruedas de los dos ejes traseros, una cabina sumamente aerodinámica, conductor en posición central, retrovisores sustituidos por cámaras y pantallas a los lados del puesto de conducción y cifras irreales para un camión de carga. Estas son sólo algunas de las características más rimbombantes que Tesla ha anunciado para deleitar a los más techies. Incluso Musk afirmó que si no sobrevives a una explosión nuclear dentro del Semi te devuelven el dinero.
Hay que ponerse en la perspectiva desde la que Tesla mira al mundo. Cuando ellos presentan un producto nuevo, un camión en este caso, no están marcándose como su público objetivo a los camioneros, ni siquiera casi al sector del transporte por carretera. La visión de