Fernando Alonso debe ser uno de los hombres más ocupados del mundo en estos momentos. El piloto español comenzó el pasado domingo un maratón que le ha llevado a viajar de un lado a otro del mundo, subirse a tres coches de competición distintos -en dos de ellos por primera vez- y a anunciar nuevos proyectos personales para los próximos años.
A pesar de que el McLaren Honda sigue sin darle muchas alegrías, el español ha encontrado fuera de la Fórmula 1 nuevos caminos en los que buscar nuevas emociones. Alonso ha demostrado que no solo se le dan bien los monoplazas, sino que puede ser capaz de darlo todo a manos de un prototipo, incluso aunque sea de incógnito.
La aventura comenzó el pasado domingo en el Baréin donde, aunque se esperaba su presencia, no fue hasta la llegada de Alonso cuando se anunció que se subiría por primera vez a un LMP1, el de Toyota. Si bien, desde McLaren con Zak Brawn a la cabeza no han dejado de mostrar la emoción por los nuevos proyectos del Bicampéon del Mundo de Fórmula 1, a Honda seguro que no le gustó mucho que su piloto -al que aún le pagan el sueldo- se subiese al coche de la competencia.
De hecho una servidora, y seguro que muchos de vosotros también, espera que en cuanto se haga efectiva la ruptura entre McLaren y los nipones, nos podamos enterar de todos los detalles de un test del que Alonso no ha podido decir más que unas palabras, probablemente, acordadas previamente en contrato.
De oca a oca y tiro porque me toca
Cuando vimos a Alonso en Baréin, pensamos que el test que había programado con United Autosport para probar el LMP2 se anularía. Tenía más sentido viajar directamente desde Baréin a Abu