El Insignia Grand Sport es la berlina de mayor tamaño de Opel. Este modelo se comercializa con tres carrocerías; una de cinco puertas que es la protagonista de esta prueba, otra familiar que la marca denomina Sports Tourer y otra de tipo allroad que se basa en la anteriormente mencionada, y que cuenta con algunas modificaciones en la suspensión y altura de la misma para circular por caminos con mayor confort y garantías (se denomina Country Tourer).
Nuestra primera toma de contacto, tal y como acabamos de comentar, la hemos realizado sobre la variante Grand Sport. Nuestra versión estaba dotada del motor diésel 2.0 litros de 170 CV. A su vez, esta variante de tracción delantera, estaba asociada al acabado Excellence -uno de los más altos- y al paquete deportivo OPC Line. La versión más económica equipada con este motor y acabado está disponible desde 35.838 euros (ver todos los precios).
Si realizamos una comparativa con el anterior modelo, la carrocería ofrece una mayor sensación de solidez, con unos materiales plásticos -paragolpes, embellecedores y tiradores de las puertas- que parecen de mayor calidad. Precisamente, la apertura de puertas es más refinada y también transmite una sensación mucha más agradable que la de su predecesor.
Amplio, práctico y concebido para disfrutar de la conducción
El interior, pese a que encontramos algunos plásticos demasiado sencillos, transmite buenas sensaciones. La apariencia de los materiales y el buen ensamblaje de las diferentes piezas, permiten que el aspecto de todo el habitáculo sea bueno. En el salpicadero y en las zonas más visibles hay materiales que son blandos al tacto. En el salpicadero hay unas costuras de imitación que tratan de dar una impresión como si la parte más visible del salpicadero fuera de piel.
La amplitud en todas las plazas es notable. Los ocupantes de los asientos traseros se