La firma sueca Volvo y la americana Uber han formado uno de los tándem mejor avenidos que existe para la investigación en la conducción autónoma. Por una parte, Uber lleva años invirtiendo dinero para desarrollar la tecnología necesaria con la que crear una flota de taxis que no requiera de mano humana para su funcionamiento. Por otra parte, Volvo quiere ocupar el hueco que por derecho propio le corresponde en el sector del automóvil y la mejor forma de lograrlo es superar a sus rivales alemanas.
Tanto una como otra decidieron asociarse hace un tiempo para desarrollar la tecnología de conducción autónoma del futuro, pues el resultado de sus investigaciones es beneficioso para ambas. De esta forma, Volvo ha provisto a Uber de los coches necesarios para que esta monte su tecnología de auto conducción en ellos y la pueda probar. Como ya sabemos estos vehículos ya están rodando, de forma satisfactoria, por las carreteras de algunos Estados de Estados Unidos, sin embargo, el proyecto debe ampliarse para ser funcional.
Por esta razón, Uber se ha comprometido a comprar, entre los años 2019 y 2021, hasta 24 mil unidades del todo camino más grande que vende Volvo, el XC90. Las unidades que ha escogido Uber corresponden a las que tienen acabado básico para después, añadir ellos la tecnología que necesitan para poder conducir de forma autónoma. De esta forma, están iniciando el camino necesario para crear la primera gran flota de taxis del mundo que no necesitan de conductor para transportar a sus clientes.
Según el Wall Street Journal, Volvo habría vendido, de un golpe, alrededor del 4,5 por ciento de su producción anual a Uber, por un coste final de unos mil millones de dólares. Con esta transacción comercial, Volvo no solo incrementa sus ventas y da un salto hacia adelante en