El plan de Toyota para eliminar los motores de combustión de gasóleo no es algo que sorprenda. De hecho hace muy poco anunciaron, en el Encuentro Anual con la Prensa, que a partir de 2020 la marca no produciría ningún modelo con este tipo de combustible. El futuro pasa por la electrificación, como estamos viendo en muchos modelos.
Toyota, pionera en la hibridación gracias al Prius, eliminará la versión diésel de su compacto, el Auris, a partir de 2018. Esta estrategia deja claro el camino a seguir de la marca nipona, apostar aún más por los modelos híbridos y eléctricos e ir dejando poco a poco a un lado los propulsores 100% térmicos.
La principal consecuencia, si finalmente esta estrategia es correcta, es que el Auris solo estará disponible en su motorización 120T y 140H, es decir, un 1.2 litros capaz de ofrecer 116 caballos y un propulsor gasolina de 1.8 litros unido a un motor eléctrico capaz de otorgar 136 caballos de potencia.
Sin duda es un paso muy valiente por parte de la firma japonesa el de eliminar de raíz los motores diésel en un segmento C cada vez más competitivo. El Grupo Volkswagen, de momento, conservará este tipo de propulsores hasta al menos 2019, fecha en la cual se llevará a cabo la gran ofensiva del grupo para introducir modelos híbridos y eléctricos.
Toyota en este aspecto les lleva mucha ventaja. Con dos décadas a sus espaldas desde la introducción del Prius como un modelo centrado en la hibridación, transmitieron esta filosofía a Lexus, su marca de lujo, la cual actualmente todos sus modelos, salvo la gama deportiva F, son híbridos.
El Toyota Auris parte desde los 16.450 euros en su versión gasolina 120T con el acabado Active, el más básico del modelo. A partir de 19.050 euros es posible adquirir un