Estas historias suelen tener la capacidad de ponernos tristes. Como la de aquel Toyota Supra abandonado en las montañas de Japón, que resultó ser cierta. En este caso estamos tristes primero, porque hay joyas de la automoción tiradas por el mundo, abandonadas, acumulando óxido… Y segundo, porque escapa a nuestra comprensión cómo alguien puede robar un Porsche y dejarlo tirado en la ladera de una montaña.
Ha ocurrido en el Condado de Jackson, Oregón. Un hombre que caminaba por una zona boscosa se topó con el coche, tirado bocabajo y con toda la pinta de estar abandonado. Y vaya si lo estaba: era un Porsche 924 cupé de 1979 que había sido robado hacía 27 años.
Una rara avis en un entorno extraño
El Departamento del Sheriff en Oregón (sí, suena a película del viejo oeste, pero la zona meridional de este estado bebe de su esencia y algunas zonas son una suerte de Westworld) ha informado en su página web de que, efectivamente, hace unos días un hombre que paseaba a su perro informó a las autoridades acerca del hallazgo.
En un primer momento, se informó erróneamente de que se habían encontrado restos humanos en el coche, cosa que el Departamento del Sheriff ha desmentido después de que el coche fuera registrado: los huesos encontrados alrededor eran los de un ciervo.
La posición del sustituto del 914, en la base de un terraplén, hacía que fuera casi imposible verlo desde la carretera que pasaba por arriba (la National Forest Road 6620). El estado del deportivo era tan desastroso que se determinó que había estado allí tirado durante al menos 27 años: investigaciones posteriores desvelaron que se había denunciado el robo del vehículo el 20 de enero de 1991 en Medford, a unos 64 km de donde fue hallado.
De momento, se desconoce si