Los coches con motor atmosférico están tendiendo a desaparecer. Es cierto que algunas marcas como Mazda o Lexus todavía apuestan por ellos, unidos a una buena optimización, en el caso de la primera, y a sistemas híbridos, en el caso de la segunda.
Lo cierto es que marcas tan míticas como Porsche o BMW están implementando motores turbocargados en sus deportivos, que aunque ofrecen un aspecto más versátil y un notable aumento en la eficiencia del propulsor, modifica totalmente el comportamiento del coche. Como todo, habrá gente a favor y en contra.
La tendencia se mueve en este sentido, y poco a poco veremos también motores híbridos en más deportivos de los que existen actualmente. Chevrolet parece que se suma al carro, y ojo, aunque no digo que el próximo Corvette C8 con motor V8 twin-turbo montado justo detrás de los pasajeros vaya a ser malo, si que es una gran modificación con respecto a toda la saga.
Los principales rivales del Chevrolet Corvette, el Ford GT y el Ferrari 488, ya montan este tipo de configuración en sus propulsores, y la firma norteamericana, en mi opinión, creo que ha dado en el clavo innovando con esta mecánica. Solo de pensar que el conductor tendrá 700 caballos provenientes de un V8 twin-turbo es escalofriante.
Se rumorea también con que el Corvette C8 contaría con una variante más barata que montaría un V6 turbocargado. Esto también serviría a Chevrolet para vender aún más vehículos de su superdeportivo y, además, para reducir el rango de emisiones de CO2, estrictas limitaciones que cada compañía tiene que cumplir.
Por otra parte, a diferencia de sus rivales, el Chevrolet Corvette C8 utilizará aluminio para reducir su peso, en lugar de fibra de carbono. Se espera que el deportivo americano llegue a Europa a mediados de 2019, después de un corto