Y se hizo real. El primer Tesla Model S con carrocería shooting brake se ha materializado gracias al trabajo de los especialistas británicos en fibra de carbono de QWest sobre la berlina americana.
Posiblemente no sea tan espectacular como podría ser un Model S diseñado y ejecutado dentro de la propia marca, pero su propietario, Phil Hayton, necesitaba la practicidad de una ranchera sin renunciar a los buenos atributos de su Model S. Quería poder llevar en su eléctrico a su perro Ted sin que le destrozase los asientos traseros y así es como ha quedado.
Ted ya puede disfrutar de sus paseos en modo Ludicrous
El resultado es un P90D con su batería de 90 kWh (que ya no puedes comprar porque no se vende) al que se le han añadido un maletero considerablemente más amplio hecho a medida, con 220 litros más de espacio donde el perro del dueño pueda viajar con total comodidad.
Para conseguir esta modificación realizaron un escaneado 3D del Model S y comenzaron a diseñar cada una de las piezas que necesitarían para la transformación, creando moldes listos para utilizar en otros Model S que quieran ser rancherizados. A excepción del pilar C, la extensión trasera y los paneles del techo, el resto del coche conserva su integridad, con la pieza inferior del maletero y las puertas originales.
En su día, cuando QWest comenzó a gestar el progreso, se pusieron en contacto con Tesla y su único impedimento a la hora de modificar el coche fue que no tocasen el apartado eléctrico, como sólo iban a modificar la carrocería no les pareció mal. Además el concepto shooting break no interfiere con los planes de Tesla; para ellos es un mercado de