A pesar de que la cuarta temporada de la Fórmula E acaba de empezar, tanto organización como fabricantes tienen ya un ojo en la próxima. Se liberalizará el reglamento, entrarán nuevos equipos con apoyo de fábrica y los coches, ¡por fin serán atractivos!
Después de tantos años viendo esas cajas cuadradas a los que llamaban monoplazas -el objetivo era abaratar costes, y se lo tomaron demasiado en serio-, a partir de 2019, los Fórmula E serán coches de carreras de los verdad. Con halo, pero de verdad.
Después del gran trabajo que han hecho, el halo -o la chancleta como ya se le conoce entre los aficionados- casi resulta lo de menos y teniendo en cuenta que es en aras de mejorar la seguridad, se lo perdonamos.
El futuro del automovilismo
Han hecho falta 36 carreras, 20 pilotos, 13 ciudades, diez equipos, cinco continentes, cuatro años para que la Fórmula E haya dado el paso definitivo en su desarrollo. La categoría de Alejandro Agag ha presentado su segunda generación de monoplazas y con ello, su compromiso con el futuro.
«Este coche representa el futuro del automovilismo. Cuando empezamos con la Fórmula E, nuestro objetivo era romper los moldes y cambiar el status quo, revolucionando el mundo del motor. Esta nueva generación representa esa revolución» Alejandro Agag.
El diseño de los coches es todo lo que podíamos esperar de una categoría que pretende ser el futuro de las carreras. No son como los bocetos que habíamos visto en los últimos años para el día en el que llegase el cambio, pero de momento, hay poco que objetar.
Más potencia y más autonomía
Los nuevos Fórmula E también serán más potentes, rondarán los 300 CV, y no habrá que cambiar de coche a mitad de carrera. ¡Por fin lo han conseguido! Las nuevas baterías