Después de cuatro generaciones y más de 5,4 millones de unidades vendidas, el nuevo SEAT Ibiza llega, en su quinta entrega, con un habitáculo más amplio y con mayores posibilidades de equipamiento. Nosotros probamos una de las versiones más deportivas y potentes que plantea la gama en la actualidad. El modelo en cuestión, asociado al acabado FR y al motor 1.0 EcoTSI de 115 CV, se puede adquirir desde 19.030 euros (ver todos los precios).
El diseño de la carrocería es claramente continuista por aquello de hacer marca, aunque mejora considerablemente al de su predecesor. Ahora, sus formas son más compactas y parece un coche más ancho; los voladizos son muy cortos y la batalla es más generosa. A diferencia del anterior modelo y de muchos competidores, la carrocería del Ibiza cuenta con un ensamblaje entre piezas muy cuidado y sin apenas tolerancias. Es algo que ya se parecía desde hace tiempo en todos los modelos que fabrica el Grupo Volkswagen.
La versión FR se diferencia gracias al diseño específico de los paragolpes y a las llantas de 17 pulgadas (nuestra unidad de pruebas equipaba las opcionales, denominadas Performance, de 18 pulgadas. Cuestan 350 euros). Además, nuestra unidad de pruebas estaba pintada con el color ‘Rojo Desire’, que es novedad en este modelo y que tiene un coste de 650 euros.
Uno de los más amplios de la categoría
Gracias a la entrada en escena de la nueva plataforma modular MQB-A0, que estrena este modelo, el interior ha ganado en habitabilidad. Con respecto al modelo anterior, el nuevo Ibiza es 87 mm más ancho, 2 mm más corto y 1 mm más bajo. Asimismo, la anchura de vías ha aumentado en 60 mm en el eje delantero y 48 en el trasero, mientras que la distancia entre ejes se ha incrementado 95 mm. Gracias