En el pasado Gran Premio de Australia además de la victoria de Sebastian Vettel y la quinta posición de Fernando Alonso, hubo un equipo que consiguió sorprender a todo el mundo: Haas. Ya en pretemporada nos habían dejado claro que en 2018 iban a por todas y en Albert Park cumplieron con su palabra. ¿Su secreto para el éxito? Podríamos decir que es su estrecha relación con el Ferrari SF70-H, el coche con el que los de Maranello compitieron en 2017.
Esta es la tercera temporada de Haas en Fórmula 1. Desde el fracaso absoluto de proyectos como Marussia, Caterham o el español HRT, ningún empresario amante de la competición se había atrevido a entrar en la Fórmula 1 con un equipo nuevo. La situación que atraviesa actualmente la categoría parece echar para atrás a los pocos valientes que aún sueñan con tener una formación en la máxima categoría.
Sin embargo, esto no pareció frenar a René Haas. Este hombre de carreras estadounidense decidió entrar de lleno en la F1 consciente de que no lo iba a tener nada fácil, además, en los últimos años fueron los que menos dinero recibieron de la F1. Para salir adelante, diseño un sistema de trabajo que aunque visto en otras épocas, no es lo habitual en la categoría hoy en día.
Acuerdo de colaboración con Ferrari y Dallara
Lo que más cuesta a los nuevos equipos en F1, es el arranque. Tienen que sentar los cimientos y después, ponerse a trabajar con una compleja normativa que el resto de fabricantes ya llevan años estudiando. Para superar esta primera fase de incertidumbre, Haas decidió buscar el apoyo de uno de los equipos que más sabe de esto del mundo, Ferrari.
La idea no era mala. De esta forma se ahorraban mucho tiempo, dinero