El hundmiento, podríamos titular a este post. El diésel continúa siendo la tecnología donde gobiernos y asociaciones medioambientales vuelcan su frustración y normativas. La mala calidad del aire que respiramos, las presiones desde la Unión Europea y ciertos experimentos con monos no ayudan a lavar la imagen de un combustible que hace apenas unos años era la absoluta panacea. La tendencia a la baja en las matriculaciones de coches diésel continúa imparable en los primeros compases de este año 2018. En el último trimestre de 2017 la tendencia comenzó su consolidación definitiva.
Solo el 38,2% de los coches matriculados eran diésel
Como antes os decíamos, en febrero el 38,2% de los coches matriculados tenían mecánicas diésel, frente a un 56,4% de coches matriculados con motores de gasolina. Los híbridos y eléctricos continúan vendiéndose de forma tímida, acumulando sólo el 5,5% de las matriculaciones. En enero el porcentaje de matriculaciones de coches diésel también ha sido bajo, del 41,8% sobre el total. En los más de 200.000 coches vendidos que llevamos en lo que va de año, solo cuatro de cada 10 tenían una motorización alimentada por gasóleo. Al cierre del presente año, la tendencia podría ser aún más acusada.
Lejos, muy lejos quedaron los años en los que el 70% de los coches matriculados tenían mecánicas diésel.
El hundimiento de los coches diésel
A nivel europeo se produce la concurrencia de varios factores, que alejan la posibilidad del retorno del gasóleo a su trono. Es más, lo alejan aún más de su posición antaño dominante. El diésel se ha erigido en enemigo tras el Dieselgate de Volkswagen, y esta misma semana un histórico fallo de los tribunales alemanes permite que sea legal para cualquier ciudad alemana la prohibición de los coches diésel en sus centros. Ciudades de la importancia de Hamburgo o Stuttgart