La familia de la mujer atropellada mortalmente por un vehículo autónomo de Uber ha llegado a un acuerdo con la plataforma de transporte, según ha publicado Reuters. La abogada de la familia ha declarado que el asunto está resuelto; sin embargo, esta fatalidad pasará factura a la reputación de la tecnología autónoma aunque no sea en los tribunales.
Puntos ciegos
El pasado 18 de marzo, Elaine Herzberg, de 49 años, cruzaba por una vía oscura y sin señalizar con su bici cuando fue arrollada por un coche autónomo de Uber. La mujer falleció, y tras el fatal accidente, se han detenido las pruebas de coches autopilotados en varios estados de Estados Unidos.
Tras cernirse la sombra de la negligencia sobre Uber, parece que el suceso no se convertirá en una batalla legal. Cristina Pérez Hesano, abogada de la familia de la víctima, ha comunicado que el caso se ha cerrado tras llegar a un acuerdo con la compañía de transporte y que no se desvelarán detalles sobre los términos.
Our hearts go out to the victim’s family. We’re fully cooperating with @TempePolice and local authorities as they investigate this incident.— Uber Comms (@Uber_Comms) 19 de marzo de 2018
Aún así, las consecuencias del primer atropello mortal en el que se ve involucrado un coche autónomo ralentizarán el desarrollo de esta tecnología. El Volvo que Uber utiliza para sus pruebas funcionaba en modo autónomo y con un conductor de seguridad tras el volante, y aún así no pudo evitar el desenlace.
Los fabricantes que proveen la tecnología de serie del sistema de seguridad de Volvo se han desmarcado, defendiendo que durante el accidente, Uber usaba sus propios sensores.
También se investiga si, efectivamente, Uber redujo el número de sensores LIDAR en el techo del vehículo a uno solo fabricado por Velodyne, aumentando el número de puntos ciegos.